domingo, 19 de octubre de 2008

Trio

Cuando Jorge me propuso hacer un trío con su nórdica amiga Heidy sin duda no era esto lo que había imaginado que haríamos. Al principio le pareció divertido estar esposado a unas argollas sujetas a la pared, en la mazmorra del club donde nos habíamos citado los tres. Pero ahora que, indefenso y desnudo, no puede hacer otra cosa que mirar como, a casi un metro de distancia, yo acaricio la bronceada piel de la rubia extranjera, sin poder participar en nuestros juegos, se muestra ansioso por abalanzarse sobre nosotras. Y eso no se lo voy a permitir, no todavía, aún tendrá que sufrir un poquito más para tenernos.

Heidy espera, completamente desnuda, con las piernas separadas y las manos a los costados, sus ojos claros siguiéndome, la boca entreabierta y las mejillas sonrosadas, presa de la excitación, sabiéndose el centro de nuestros deseos, mientras yo doy vueltas a su alrededor, alternando suaves caricias por todo su cuerpo con sonoros cachetes en sus nalgas que la sorprenden. Me he vestido para la ocasión con un ceñidor negro con liguero, medias negras y unos impresionantes zapatos de tacón de aguja. Un collar gótico con multitud de cuentas de azabache decora mi cuello y lo hace parecer aún más níveo. Las areolas de mis pezones pintadas de carmín le terminan de dar un toque perverso a mi atuendo. El contraste entre nosotras es bello y evidente: una rubia de piel tostada por el sol de la Costa Dorada y unos ojos muy azules y una pelirroja de piel muy blanca y pecosa y de intensos ojos oscuros. Ella muy natural, sin maquillaje, sin ropa; yo medio vestida, con sombras y largas pestañas remarcando mi mirada, los labios pintados a conjunto con las uñas de un rojo oscuro. Dos mujeres de armas tomar... ¿Podrás con las dos, pequeño Jorge?

Me sitúo a su espalda y, delicadamente y con mucha calma, recorro todo su cuerpo a dos manos, como si fuera el mío propio, sus hombros, su pecho, la zona de su estómago, bajando por su cintura, sus caderas, arañando sus muslos firmes, para volver a subir por su abdomen y terminar agarrando sus grandes tetas y estrujarlas entre mis dedos, subiéndolas, apretándolas. Su cabeza cae hacia atrás, apoyándose en mi hombro, los ojos cerrados, disfrutando de las sensaciones, mientras yo clavo mi mirada provocadora en Jorge, en su pecho fuerte de respiración agitada, en su entrepierna, para constatar que lo que esta viendo le gusta. Sus ojos me hablan con claridad, desafiantes, llenos de deseo, no hacen falta palabras. Voy repasando el cuello de Heidy con mi lengua, excitándome con sus leves gemidos, pellizcando uno de sus pezones a la vez que mi otra mano acaricia su vientre, bajando de nuevo, perdiéndose entre sus piernas, mis dedos mojándose por fin en su coño caliente.

Con mi dedo corazón empiezo a trazar pequeños círculos sobre su clítoris, mientras sujeto su cuello con la izquierda, apretando levemente, sus gemidos creciendo en intensidad a medida que aumenta su placer. Sonrío mientras observo a Jorge: su polla se va endureciendo sin necesidad de contacto alguno, viendo lo cachonda que está Heidy, con sus piernas bien abiertas, viendo cómo mis dedos la hacen gozar.

Mis susurros en su oído la hacen estremecer. Le explico cómo está Jorge de excitado mirándola, las cosas que le voy a hacer a ella, a él, las cosas que le voy a obligar a ella a hacernos a los dos, las que le obligaré a él a hacernos a nosotras... La alabo, la insulto, sin dejar de masturbarla, cada vez más rápido, más fuerte. Meto dos dedos en su boca. Los chupa, cubriéndolos de saliva. Me situó perpendicularmente a ella, en su costado y se los introduzco en su coño bien lubricado. Muy pegada a su cuerpo me la follo a dos manos, una por delante sigue pajeándola, la otra por detrás, penetrándola, mis dedos entrando y saliendo con facilidad, mojados de sus fluidos, empujando muy adentro, haciéndolos vibrar dentro de ella. Su mano queda a la altura de mi entrepierna y me froto contra ella, que responde de inmediato. Siento como se corre, me deja los dedos empapados. Sigo un poco más, hasta que, temblorosa y con los ojos muy abiertos, se agarra a mi mano, suplicante.

Le ordeno que espere de rodillas mientras yo me dirijo hacia Jorge. Le hago chupar mis dedos con sabor al coño de Heidy mientras lo acaricio, rozando mi cuerpo contra el suyo, tomando su verga en mi mano y comprobando su dureza. Le doy la espalda, presionándo su polla con la raja de mi culo, masajeándosela con el movimiento de mi trasero mientras nos besamos apasionadamente, agarrada a su largo cabello de chico salvaje.

Me inclino hacia adelante, observándole con picardía por encima de mi hombro, entregándole una visión de mi espalda arqueada, mientras me introduzco su polla muy despacio. Me incorporo, moviéndome poco a poco, arriba y abajo por su tranca, acariciando sus fuertes brazos apresados, deseosos de liberarse y tocarme, recorriéndolos con el dorso de mis manos, agarrándome luego a sus caderas, impidiéndole marcar mi ritmo, su respiración junto a mi oído me subleva, se mezcla en mi cabeza con mis propios gemidos.

Le hago una señal a Heidy para que se acerque y nos besamos los tres a la vez, muy pegados nuestros cuerpos, me encanta verlos unidos en un beso, me cuesta esperar para verlos hacer mucho más. Ahora es ella la que me masturba, con lo que él sale ganando, porque empiezo a moverme con más fuerza. Ella se entretiene succionando mis pezones y cubriendo mi cuerpo de saliva mientras se agacha para usar su lengua entre mis piernas y mis dedos se pierden en su cabello, sujetando su cabeza. Levanta la vista y me lanza una mirada de chica mala mientras me sonríe. Es adorable. Jorge contempla el espectáculo desde detrás de mí y adivino lo que está pasando ahí abajo, lo noto tensarse, ella va guiando su polla para que me folle, acariciando sus huevos mientras me come el coño. Él me habla, su voz me vuelve loca, le oigo repetir las palabras que sabe que me gusta escuchar, deseo sus manos sobre mi piel más que nunca, tanto como él desearía tenerlas libres para hacerlo. Es demasiado bueno, no puedo aguantar y la excitación me trae un orgasmo intenso.

Heidy y yo seguimos acariciándolo sin soltarlo de la pared hasta que está listo. Arrodilladas ante él, le comemos la polla juntas, alternándonos las chupadas, dándonos besos con su glande en nuestras bocas, jugueteando con nuestras lenguas y con él, hasta que descarga sobre nosotras un gran chorro de leche, que usamos para acariciarnos las tetas la una a la otra, extendiéndolo por nuestra piel, besándonos y lamiendo nuestras caras para no dejar ni una gota, ante su atónita mirada.

Una vez desatado Jorge, nos vamos a una habitación reservada exclusivamente para nosotros tres, una gran cama flanqueada por un enorme espejo a lo largo de toda la pared, un jacuzzi y una pequeña área de higiene, donde yo acabo de quitarme la poca ropa que llevaba.
Estiradas juntas, nos seguimos besando y acariciando, mientras nuestro chico nos toca a cada una con una mano, deteniéndose en los pechos de una, el culo de otra, introduciéndose entre nuestros muslos para, con sus dedos y boca, ponernos bien cachondas, pero, entre susurros y risas, Heidy y yo acordamos usarlo a nuestro modo.

Jorge se estira en la cama y Heidy se clava en su polla que aún sigue tiesa mientras yo me siento sobre su cara, pintando sus labios con mi coño mojado, quedando así una frente a la otra, mirándonos a los ojos, moviéndonos casi a la vez sobre él. Me siento feliz observando su carita enmarcada de rizos rubios y su bello cuerpo mientras cabalga sobre la tranca de Jorge, sus gemidos y los míos sólo acallados por nuestros besos. Nos vemos reflejadas en el espejo, dos amazonas acaloradas y sudorosas de largas melenas, jugando a provocar a la contraria con nuestras caricias traviesas. Pienso para mí que Jorge me lo está haciendo genial, el sexo oral es uno de sus fuertes, no tardaré en volver a correrme, cuando Heidy se inclina hacia atrás, cogida a mis manos, sé que ya lo está haciendo, la sigo azuzando con mis palabras, quiero ver cómo se corre, me levanto y obligo a Jorge a ponerse sobre ella y seguir empujando con fuerza, ella chilla y se retuerce, abrazada a su espalda. Luego se queda tranquila y risueña.

Jorge se ha quedado muy caliente, me hace poner sobre su amiga y me folla desde atrás mientras ella me besa y me tira del pelo, diciéndome las mismas cosas que yo le acabo de decir, pidiéndome que me corra para ella y yo, que ya estaba casi lista, gimiendo sobre su hombro, no tardo en complacerla. Y casi al momento, él hace lo propio, clavándomela muy adentro, la siento palpitar en mi interior, mientras grita agarrado a mis caderas. Me ha gustado mucho verlos disfrutar.

Nos damos un baño juntos en el jacuzzi, nos relajamos, charlamos, reímos y tomamos algo para refrescarnos. Los tres estamos satisfechos pero aún tenemos ganas de probar más cosas, nos queda mucha noche por delante y ganas de seguir. Mañana estaremos muy cansados pero... ¿a quién le importa?.
Para Rag con todo mi cariño... Así es como imaginé nuestro encuentro. Aún tengo ganas... Besos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lastima que estés mal con jose! me hubiera gustado hacer todo eso contigo y con jose, los tres juntos! un beso y hasta otra!
Una amiga! Ragonda.