domingo, 20 de marzo de 2011

Seda


"Amado Señor mío,


No tengas miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie nos verá.

Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho, pero no eras para mí, ahora eres para mí. No te acerques, te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros y yo quiero mirarte, nunca te he visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra tus ojos y acaríciate, te lo ruego.


No abras los ojos, si te es posible, y acaríciate. Son tan hermosas tus manos, he soñado con ellas tantas veces, ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así, te lo ruego, continúa, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti. Acaríciate, amado Señor mío, acaricia tu sexo, te lo ruego, despacio.


Es hermosa tu mano en tu sexo, no te detengas, a mi me gusta mirarla y mirarte, amado Señor mío, no abras los ojos, todavía no, no debes tener miedo, estoy cerca de tí. ¿Me sientes? Estoy aquí, te puedo rozar. Esto es seda, ¿la sientes? es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel.


Tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, de repente sentirás el calor de mis labios sobre ti, no puedes saber dónde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de repente.


Tal vez sea en tus ojos. Apoyaré mi boca sobre los párpados y las pestañas, sentirás entrar el calor en tu cabeza y mis labios en tus ojos, dentro. O tal vez sea en tu sexo, apoyaré mis labios allá abajo y los abriré bajando poco a poco. Dejaré que tu sexo entreabra mi boca, entrando entre mis labios y empujando mi lengua, mi saliva descenderá por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo, hasta que al final te bese en el corazón, porque te deseo.


Morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te deseo, y con el corazón entre mis labios tú serás mío de verdad, con mi boca en el corazón, tú serás mío para siempre, si no me crees, abre los ojos, amado Señor mío, y mírame. Soy yo, quién podrá borrar este instante que sucede y este cuerpo mío, ya sin seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran.


Tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí, moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz. Te mueves lentamente pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mi, es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño. Hasta donde quieras, amado Señor mío, no hay final, no acabará.
¿Lo ves? Nadie podrá borrar jamás este instante que sucede, para siempre. Echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos, separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada. No queda ya tiempo para huir, ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante. Y este instante es, creeme, amado Señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final."

Hoy he asistido al Club del Libro en el Nido del Escorpión y me he traido esta pequeña joya que es "Seda" de Alessandro Baricco. Lo he devorado en el tren de vuelta a casa. Os recomiendo su lectura. Una pequeña historia de amor imposible entre un comerciante de seda francés y una bella joven japonesa.

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