domingo, 8 de febrero de 2009

Encuentro

Suena el interfono a la hora señalada y abro sin preguntar. Vuelvo corriendo a mi sitio. Oigo el sonido del ascensor. Él llega al rellano, donde le reciben cuatro puertas cerradas. Levanta el felpudo semicircular con una flor naranja y, tal como habíamos acordado, allí le aguarda mi llave y una nota: "Te espero en la habitación del fondo del pasillo, con los ojos vendados..."

Espero nerviosa sobre la cama, vestida sólo con un conjunto de lencería negra, medias y zapatos de tacón. Le oigo entrar en el piso, caminar por el pasillo, noto su presencia en la habitación, escucho la puerta al cerrarse tras él.

Es nuestro primer encuentro. Desde que nos conocimos en una página de contactos para adultos no nos hemos visto más que en foto y por la webcam en el messenger. Pero sus ojos verdes me hechizaron, esa mirada electrizante. Y sus fantasías tan similares, tan complementarias a las mías, que me tenían soñando con volver a escribirnos cada noche.

Muchas veces me había masturbado pensando en él y él me había confesado que también lo hacía pensando en mi. Así que en nuestra primera vez juntos habíamos acordado este pequeño juego, con un punto peligroso que me está volviendo loca, una mezcla de terror y sensualidad que me corta el aliento. Confío en él... ¿Hago bien? ¿Debería desconfiar? ¿Y si me hace algo...?
Noto sus manos, grandes y calientes, recorrerme, despertar mis sentidos, descubriendo mis formas... Me besa, siento el deseo poseerme en oleadas ardientes, ya no siento ningún miedo, mi boca se abre buscando la suya, ansiosa por tenerle. Él me esquiva, juguetea conmigo, provocándome... Oigo el sonido de su ropa al caer junto a mi cama mientras se desnuda.

No me deja tocarlo mientras me va desnudando, separando mis piernas, indagando con sus dedos en mis recovecos más íntimos, que le esperan húmedos y calientes, palpitantes, reaccionando al contacto... Los gemidos se me escapan entre los labios, que muerdo, en un vano intento de acallarlos.

Se estira lentamente sobre mi, lamiéndome, besándome, acaricio su espalda y me sorprende lo amplia que es, un cuerpo como yo lo había soñado. Oigo su voz, apenas un ronco susurro, en mi oído y no puedo evitar temblar de deseo. Baja y baja, hasta acabar con su boca en mi coño hambriento. Me aferro a su pelo, moviéndome sobre su lengua, guiando su ritmo hasta perder el control, mis ojos cerrados bajo la venda, todos mis sentidos alerta, sus maravillosos dedos muy dentro de mi, sintiendo mis sacudidas de placer.

Le pido más y él me lo da. Me quita la venda de los ojos, me encuentro con su sonrisa cálida y esos ojos de ciencia ficción. Me gusta muchísimo. Es un hombre muy hermoso, moreno, grande...

Me toma del pelo, me hace incorporar, mi boca pide su sexo, me lo trago vorazmente, deseosa de regalarle un placer tan intenso como él me ha dado. Sé con certeza que mi lengua no le va a decepcionar, se que soy muy buena. Pronto me pide que pare, que quiere follarme...

A cuatro patas le ofrezco una buena visión de mi trasero, abriéndome para él, que me embiste con fiereza, clavándome en el edredón, mientras yo remato la faena sobre mi clítoris, escondiendo la cara en la cama, ahogando mis propios gritos, él continúa con fuerza sin darme tregua, lanzando los improperios que tanto me excitan, hasta sentir que un orgasmo me invade de nuevo.

Me pide que se la chupe otra vez, que quiere acabar en mi boca y yo cumplo sus deseos hasta que se derrama sobre mi, sobre mis labios empapados que él busca con los suyos para compartir su esencia entre los dos, jugando con su semen en un beso infinito...

Pasamos un rato en la cama, charlando, abrazados, pero el tiempo está en nuestra contra y él ha de marchar, pues vive lejos. Mientras se vuelve a vestir con su tejano oscuro y roto en puntos estratégicos, una camiseta de rayas anchas muy ceñida y un abrigo de estilo marinero, vuelvo a desearle intensamente, me abrazo a él completamente desnuda, sintiéndome muy pequeña (él mide metro noventa o más, yo sólo metro sesenta...) y me dejo acariciar de nuevo por sus enormes manos, pero no puede ser, no puede quedarse.

Me promete que volveremos a vernos pronto, que aún hemos de realizar muchas de nuestras fantasías juntos. Y yo se que moveré cielo y tierra por que así sea.

Para Alberto. Te deseo mucho, mi peke.

domingo, 4 de enero de 2009

Cinco (Los amigos de Peter)

Yo espero en el baño, ultimando detalles, mientras los oigo ir llegando. Peter les abre la puerta y los hace pasar al salón/cocina/dormitorio, pues todo está en el mismo ambiente en este pequeño apartamento alquilado. Escucho sus risas, les oigo abrir la nevera, servirse algo de beber mientras aguardan mi salida. Sé que estarán hablando de mí, mi amigo estará poniéndoles en antecedentes de lo que me gusta y de lo que estoy dispuesta a hacer. Mi nerviosa imagen en el espejo se pinta los labios de un rojo intenso. Estoy preparada.

Peter se asoma y me pregunta si estoy lista. Me ayuda a colocarme la venda que tapa mis ojos y engancha la cadena al collar de mi cuello. Sujetando mi mano extendida me guia para caminar. La situación me parece divertida. Pongo mucha atención al resto de mis sentidos para evitar tropezar, sintiéndome muy sexy, expuesta, deseada.

"Os presento a mi esclava Maureen. Será muy complaciente con vosotros", les dice y escucho un murmullo generalizado de aprobación. En mi mente les imagino contemplándome con interés, melena suelta, los ojos cubiertos por la venda negra que me impide verlos, la boca roja tentadora y semi abierta, el collar de perro y la cadena que tira de mí, vestida con un corsé negro con liguero, de blonda, que se transparenta dejando ver mi piel bajo la tela, con el sujetador y el tanga a juego, medias de rejilla, zapatos con tacón de aguja, y unas muñequeras de cuero con enganches en muñecas y tobillos por si desean inmovilizarme. Estoy a su servicio, para su placer.

Me rodean, me besan, se van presentando, no distingo cuantos son, me acarician, buscando mis curvas, siento su dureza bajo los pantalones, más de uno se encarga de hacerme palpar su forma sobre la ropa. Mmm... no me puedo quejar, están bien dotados. Estoy un poco desorientada, pero caliente.

Me piden que me ponga de rodillas. Ya han comenzado a desnudarse. Empiezo a chupar las pollas que van llegando, "ahora esta", "ahora tú", se turnan, acaricio sus piernas, su culo, voy reconociendo sus cuerpos, sus sabores, siento dedos curiosos que buscan mi humedad entre las piernas y se ríen al descubrir que estoy empapada. Me han quitado la cadena, mi sujetador ha volado y manos desconocidas sopesan mis pechos, pellizcan mis pezones. Estoy temblando de deseo.

Tengo una idea bastante clara de quien es quien, aunque no los conozca.

Se la estoy comiendo a Mark mientras él se sujeta a mi pelo y empuja dentro de mi boca. Tiene un cuerpo fuerte, masculino, de pelo en pecho, una buena polla. He oído comentar que es el más experimentado en gang bangs, supongo que es el que ha tomado la iniciativa y va ordenando a los demás.

Peter está haciendo fotos, escucho el ruido del flash de su cámara y sus comentarios. Es mi amigo de confianza, el que vigila que no corra peligro. Conozco bien sus formas de deportista, su descomunal tranca ligeramente girada hacia la izquierda, la forma en que me trata cuando follamos, con rudeza, con fuerza, sus palabras. Pero creo que hoy esta disfrutando más de verme entregada a sus amigos.

“Ven, estírate”. Me levantan entre varios y me siento transportada hasta la cama. Antes de que llegaran la he cubierto con una sábana con estampado de piel de leopardo en blanco y negro. Las fotos van a quedar muy bien. Me tumban boca arriba, me quitan el tanga y los zapatos. Manos por doquier, manos que recorren, masajean, exploran, me abren las piernas, el sexo... El comentario general es que les encantan mis tetas y que quieren que me porte como una buena zorra. Estoy segura de que no les voy a decepcionar.

Dos chicos se sitúan a cada lado de mi cabeza. Los masturbo, voy alternando sus pollas en mi boca. El de la izquierda es Omar, un chiquillo de ventipocos, delgadito pero fibrado. Es su primera vez, está nervioso, no acaba de empalmar, lo entiendo, se debe sentir un poco cohibido, compartiéndome con tantos. El de la derecha es Danny. Ha sido el último en unirse al grupo pero el primero en lanzarse a todo. No se había duchado antes de venir, lo he notado en el sabor de su polla, lo huelo en el aroma sudado de su piel, pero no me importa, me excita su forma de dominarme, de acapararme, de exigir más de mí.

Alguien se coloca entre mis piernas y su lengua arranca mis gemidos. Con una caricia a su rostro sé quien es. Su nombre es Luigi y es el más gordito, el menos dotado, pero le pone muchas ganas, siento que está disfrutando mucho de mí, cubriéndome de saliva, follandome con dedos juguetones.

Cinco. Cinco hombres para mi sola.

Oigo que se están poniendo gomas, me van a follar ya. El primero es Omar, como es su primer gang bang le ceden el honor. No le cuesta entrar, estoy muy mojada y abierta. Pero pronto le pasa el testigo al siguiente. No tengo dudas de que es Peter. Conozco su manera de moverse y tocarme. “Sigue tú” le dice a alguien. Creo que es Mark. Siento sus embestidas furiosas mientras Luigi me masturba. Danny se ha colocado sobre mi cara y me ahoga con su pollón hasta el fondo de mi garganta, haciéndome tragar más y más, hasta hacerme toser. Yo me agarro a su culo perfecto, acaricio el final de su espalda, tiene un cuerpazo impresionante. No resisto más, necesito mirar. Me arranco la venda y por fin los puedo ver. Peter me riñe, soy una esclava poco sumisa, me dice, pero se está riendo. ¡Uff! Están tan buenos como me parecía. Omar es guapísimo, con su aire inocente, masturbándose mientras nos mira y Danny tiene cara de vicioso, justo como esperaba. Mark es el más mayor pero se mantiene en forma, es muy varonil. Luigi tiene una cara simpática, muy dulce. Peter me ha juntado a un buen equipo.

Sigo trabajándomelos. Lamo los huevos de Danny, él frota su culo en mi lengua mientras se folla mis tetas, observando a Mark dándome caña y a Luigui tocándome. Le clavo las uñas, lo aparto de mí y me corro entre gemidos, con alborozo general, pero quiero más. Me hacen poner a cuatro patas y Danny se desliza bajo mi cuerpo. Nos besamos apasionadamente. Es mi pequeña venganza por no lavarse, mi lengua con sabor a su culo y a cinco pollas en su boca, pero no sé si lo piensa o le da igual, porque está encantado. Se pone preservativo y me la clava hasta el fondo. ¡Dios!¡Que bueno es! “Eres un cabrón” le susurro y él se ríe. Mark juega con mi culo, presionando cada vez más, hasta que va entrando poco a poco. Sentirme tan llena, tan bien follada, me hace gritar de gusto. Luigi y Omar se ponen a la cabecera de la cama y me hacen seguir mamandoselas y pajeándoles. Peter sigue inmortalizándonos con su cámara, con la polla dura, listo para entrar en acción en cualquier momento. Luego se van turnando, cambiando posiciones, hasta que Mark vuelve a estar dentro de mi.

Me insulta, me pregunta si me cabrían dos por el coño y, con una mirada retadora, le desafío a intentarlo, le pido que lo haga. En cambio, lo que hace es arrancarse el preservativo y correrse sobre mis nalgas. “Demasiado morbo, demasiado morbo...” suspira el experto, mientras se retira.

Cuatro. Sólo me quedan cuatro.

Me doy la vuelta. Me clavo la tranca de Danny por el culo dilatado y me muestro bien abierta. ¿Quién es el siguiente valiente? Peter se decide, deja la cámara y se sitúa entre mis piernas, mirándome a los ojos mientras me perfora. Siente la de Danny moviéndose dentro de mi culo, yo me sujeto para no dejarme caer sobre él y que pueda seguir empujándome, acariciando su cara con mi pelo, dejándole que me muerda en el cuello. “¡Que zorra eres, me encantas!” me susurra mi amigo Peter y al poco noto su leche caliente cubriendo mi vientre, manchando mi corsé.

Tres.

Danny se retira un momento y me vuelvo a estirar sobre la cama. Es el turno de Luigi. Mientras me folla, me masturbo para él, aprieto mis tetas, le gusta mirarme, me acaricia con suavidad, casi con dulzura. Vuelvo a correrme con su polla dentro de mí, empujando su culo con mis talones, inmovilizándolo para que sienta las contracciones de mi coño. Sale de mí, se quita la goma, se sitúa sobre mi cuerpo y riega de esperma mis pechos, mientras acaba de meneársela.

Ya sólo quedan dos. Los dos tremendos.

Danny vuelve y me hace poner a cuatro patas de nuevo. Me la clava por detrás sin contemplaciones, sujetando con firmeza mis caderas, sus dedos me hacen daño. Me tira del pelo y me incita con sus palabras. Va alternando agujeros, aprovechándose de que me tiene toda abierta, chorreante, excitada. A la vez, se la chupo a Omar con ganas, ha empezado a animarse, a soltarse. Ya no hay tantos y se siente más cómodo. Lo provoco con miradas, le explico lo que Danny me está haciendo y veo que reacciona muy bien. Danny me hace tener otro orgasmo, destrozando mi culo y a Omar le encanta, se deja ir en mi boca y yo le enseño que no he dejado ni una gota dentro de ella.
Solamente uno.

Danny es un máquina, pero ha llegado al límite. Ver a Omar correrse le ha puesto muy cachondo y, quitándose el preservativo, viene hacia mi boca. Se lo ha ganado. Eyacula, pero apenas sale nada. ¡Que cabronazo! Cuando estaba debajo de mí ha debido correrse, por eso se fue, pero ha vuelto y a seguido. ¡Uff! Me vuelve loca.

Es una lástima que se nos acabe el tiempo de alquiler del apartamento. Yo hubiera seguido... Nos duchamos, vestimos, recogemos la habitación, nos despedimos, diciendo que volveremos a quedar otro día. Espero que si, me han gustado, me ha gustado la experiencia.

Eran cinco contra una. Pero creo que, al final, he ganado yo....
Para mi buen amigo el "Pícaro Pedro" por su buen gusto y para mi camarero favorito, Daniel, que bueno eres, chico...